martes, 28 de junio de 2011

Juegos de magia


Este es un mago bien vestido, encantador; y tiene un repertorio como para todos los gustos. No siempre usa los recursos tradicionales: conejos, pañuelos; también saca del sombrero palabras que solucionan impasses conceptuales, éticos y filosóficos. Los conceptos, reformulados, pueden ser artilugios útiles cuando se los necesita. Uno de los vocablos mágicos cada vez más utilizados es:


Es una palabra fantástica y de popularidad creciente: tiene que ver con el juego. Jugar es bueno: los niños juegan, y jugar con ellos nos enriquece y hace mejores. Hay juegos que liberan y distienden; otros que pueden conducir a severas adicciónes.
Jugar puede ser también la clave para no tomar las cosas tan en serio; para estimularnos a tener una mirada amable sobre lo que hacemos o pensamos, sin que nos hagamos mayores problemas. En tiempos ya superados, el ejercicio de la literatura, las artes visuales, el pensamiento, los estilos de vida y toda forma de expresión, implicaba asumir una responsabilidad y un costo. Esas actitudes heroicas no encajan mucho en la modernidad.




martes, 21 de junio de 2011

La sala iluminada levemente por el brillo del ecran

New York Movie. Edward Hopper
Una tarde, siendo niño, fui con mis padres a ver El Huapango, una película mexicana de ambiente poblano, con personajes vestidos de blanco, rancheras y balazos. De pronto, a media función, un avión pasó por encima del cine y me asusté; mis padres, protectores, me sacaron de la sala y regresamos todos a casa. Desde entonces he dedicado buen tiempo a sacarme ese clavo, viendo todas las películas que he podido. La atmósfera de la sala de cine, iluminada levemente por el brillo del ecran, siempre ha ejercido sobre mí una fascinación única; es el escenario de una pasión que nunca abandoné, un ritual de 24 cuadros por segundo, una ventana a mundos por conocer.

miércoles, 15 de junio de 2011

Holograma

Globo globalizado
castrador totalitario de aire natural
no de helio
por eso de la contaminación –súbito celo de pureza–
            que ha despertado de pronto en líderes de opinión
­            preocupados o calculadores
            en maniquíes de la haute couture
                        que no usan abrigos de piel pero se pegan tiros           
                        prototipos consagrados por Vogue o por Bazaar
                        arbiter maximus
            en estrellas que disfrutan sus breves minutos
            sobre la alfombra roja
            emiten posan para el ángulo perfecto
            alumbran pensamientos reciclables  
           
Globo globalizador tramposo
caballo de Troya
no te creo para nada

Los alegres seguidores del culto digital
cautivos por el gran juguete
lúcidos y abstractos
se confiesan entre ellos por la red
recostados impúdicos en el diván virtual
desnudando vacíos e información

Globo globalizado visual lúdico
para no tomar en serio
trascendencias  obsoletas
video blackberry
revista de fin de semana
en ese pub bacán

Todas las mañanas
después del desayuno
viene el petirrojo a pararse en la reja de la cochera
el globo globalizado es un juego de palabras

sábado, 4 de junio de 2011

Algunos objetos personales

Aquí comparto unas obras antiguas que tengo colgadas en mi casa y que no he exhibido nunca.

Bodegón. Óleo sobre lino. 40 x 48 cm. 1960
Una mañana me llamó Juan Osorio, a quien no conocía, y me contó que, paseando por una "cachina", había visto un cuadro empolvado y deteriorado que le llamó la atención. Le gustó y lo compró; encargó a alguien especializado que lo limpiara y le cambiara de bastidor, y lo colgó en su casa. Cuando su suegro fue a visitarlo, le dijo que había visto ese bodegón durante años en la casa de mis padres (corroborando  lo que Osorio creía, viendo la apenas legible inscripción con mi nombre que la pintura tenía en el reverso), y le dio mi teléfono.
Cuando Juan me llamó y empezó a describir el cuadro, lo identifiqué de inmediato: lo había pintado en mi segundo año de Bellas Artes, fuera de mis trabajos de la Escuela, y lo recordaba especialmente; aunque (después de muchos andares) no sabía qué suerte habría corrido.
Al día siguiente vino a visitarme trayendo el bodegón. Me gustó verlo, sumado a todas las reminiscencias que trajo consigo; le pedí que me lo dejara por unos días e hice una copia fiel que guardo conmigo. Además, generosamente, me regaló una antigua y hermosa prensa para grabado.