miércoles, 31 de octubre de 2012

Las damas inmóviles


El pintor y su modelo. Pablo Picasso

La mayoría de las modelos de la Escuela de Bellas Artes eran jóvenes; posaban según las  exigencias del programa, vestidas o para un desnudo. Tener que vencer por la necesidad el recato personal, se compensaba con el aprecio y respeto de los demás. Eran profesionales de la inmovilidad y el silencio; distantes durante su trabajo, pero sencillas y amigas en las horas de descanso; personajes concretos del imaginario romántico-bohemio de los estudiantes, ideales aunque cotidianas, aparentemente desconocidas, pero que aparecen en catálogos de las exposiciones anuales de la Escuela, en cuadros que cuelgan en casas, colecciones particulares y aun museos, regresando así a la memoria. Salían de detrás de un biombo, con algún traje o una bata que las cubría hasta empezar su trabajo; subían a la tarima, bajo la luz que delimitaba su territorio y las separaba de los caballetes que la rodeaban a contraluz. Entonces se meterían en sus pensamientos, se irían con ellos a otras partes, o se quedarían simplemente quietas, objetivas y abstractas.